El lupus eritematoso cutáneo (dicoid) es una de las enfermedades inmunes de la piel más comunes en perros. Al igual que otras enfermedades autoinmunes, es provocado por la actividad anormal del sistema inmunológico, el cual ataca a su propio cuerpo.
El lupus eritematoso cutáneo afecta a perros de todas las edades, con una predisposición en las siguientes razas: collies, pastores alemanes, huskies siberianos, perros pastores de Shetland, Alaskan Malamute, Chow chow, y sus cruzas. Se considera una variante benigna de Lupus Eritematoso Sistémico (LES), que también es una enfermedad inmune-mediada.
Los síntomas del lupus eritematoso cutáneo dependen del lugar donde el sistema inmune ataca al cuerpo, y pueden aparecer o desaparecer, y varían en intensidad. Los siguientes son algunos de los síntomas más comunes que se observan en perros:
*Despigmentación de la piel (pérdida de pigmento) en el labio y la punta de la nariz
*La formación de erosiones y úlceras (despigmentación siguiente)
*La pérdida de tejido y la formación de cicatrices para llenar el tejido perdido
*Lesiones frágiles crónicas, (puede sangrar espontáneamente)
Las lesiones asociadas a esta enfermedad también pueden afectar la zona del oído externo y más raramente, los pies y los genitales.
Aunque la enfermedad es causada por la actividad anormal del sistema inmunológico, la causa exacta de la hiperactividad se desconoce. Los factores que se sospechan incluyen reacciones a fármacos, virus, y la exposición a la luz ultravioleta (UV).
Usted tendrá que dar a su veterinario un historial completo de la salud de su perro, incluyendo el inicio y la naturaleza de los síntomas. Él o ella le realizarán un examen físico completo y un análisis de orina, un perfil bioquímico y un recuento sanguíneo completo - cuyos resultados suelen ser normales. Una pequeña muestra de tejido de la zona afectada también se puede tomar para una evaluación adicional.
Esta enfermedad no pone en riesgo la vida y el tratamiento sintomático suele ser suficiente en la mayoría de los animales. Los antibióticos, suplementos vitamínicos, y medicamentos tópicos se utilizan habitualmente. Por el contrario, las lesiones graves, pueden ser de naturaleza desfigurante, y pueden requerir una terapia más agresiva. En algunos perros, los medicamentos para suprimir el sistema inmunológico también se emplean para contrarrestar el exceso de reactividad del sistema inmune.
Siga las indicaciones de su veterinario en cuanto a la atención de las lesiones de la piel, estas lesiones pueden sangrar espontáneamente y requieren de atención adecuada durante el periodo de tratamiento. El perro debe ser protegido de la exposición directa al sol (es decir, la luz ultravioleta) y puede requerir bloqueador solar.
Es posible que su perro regrese cada 14 días después del inicio del tratamiento para evaluar la respuesta clínica. Las pruebas de laboratorio, por su parte, se llevan a cabo cada tres a seis meses para evaluar la enfermedad y la eficacia del tratamiento. Esta enfermedad es progresiva por naturaleza y la remisión se ve en la mayoría de los pacientes. Sin embargo, si la terapia inmunosupresora es necesaria a largo plazo, el pronóstico no es bueno.
Además, debido a la naturaleza genética de la enfermedad, su veterinario le recomendará evitar la cría de un perro con lupus eritematoso cutáneo.